Y de
repente, saliendo de la nube
el rayo
blanco se dispara al cielo.
Desde el
mantón morado sube y sube
buscando
el infinito azul del velo,
terciopelo
que la luz cenital tamiza de colores.
Viste la
madrugada a los alcores
de gala
antigua; es el sol quien los pinta.
En la
llanura cenicienta y tinta,
se oye el
balido del cordero triste.
El alma
está extasiada y se resiste
a borrar
de sus ojos la belleza.
Sobre la
almena del castillo empieza
el nuevo
día de los encinares,
y sobre un
horizonte de alamares
se apagan los sonidos de la noche.
Castilla
entera pinta con derroche
de tonos
claros, las abraxas de su fantasía.
En la
atalaya, se abre al nuevo día,
la magia
de lo nuevo, que es antigua.
Del Buen
Amor tenía que llamarse
el lugar
donde puede contemplarse
todos los
días ,esta maravilla.
MANUEL PABLOS ESTEBAN
PROFESOR DE LA FARGA
Ahora sí....
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