En la alborada del mar,
al compás de bellas olas,
una sirena emergió
al arrullo de gaviotas.
Está la sirena triste
por que el barco no llegó,
y a aquel capitán que vio
erguido en la alta proa,
espera al salir el sol,
soñando con recibirle,
entre el arco de la aurora.
PEDRO PABLO VICO
LA FARGA
No hay comentarios:
Publicar un comentario