1939
Caer de muerte y aves a la par.
El graznido seco, el piar cansado
de un gorrión, que lloroso y desganado
dejó en huellas su tácito cantar.
Caen hojas sangre y son tierra y son mar.
Olas llevaron tiempo de verano:
las hojas que acabaron en mi mano.
Al compás vespertino todos van.
Me caen los sueños y la luna llora,
la rosa de verano me arde y quema,
el malestar de espinas hiere ahora.
Chispas del cielo que a veces se sueñan
diadema en sol y luna abrasadora,
siendo tan solo estrellas que se estrellan.
IGNACIO PAGÉS LARRUY
ANTIGUO ALUMNO DE LA FARGA
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