TARDE DE FEBRERO

Voy mirando el aire de la tarde
que se luce en lenta despedida,
y viaja hacia el cielo del ocaso
en soplo de nubes opalinas.


¡Azul y malva¡,
cielo esplendente,
silueta de los árboles
negra, silente.
¡La tarde está de fiesta¡,
navegando hacia Poniente:
las nubes y arreboles,
el ocaso anaranjado...
Mis ojos, absortos, miran
el lienzo del bello cuadro.
La desnudez de los árboles
forma un sendero raso;
mi alma escapa por él,
buscando el cielo claro,
el cielo que tanto añora
el poeta enamorado...




Pedro Pablo Vico

Profesor de la Farga