Único de Zeus su viril amante
que de Ida los campos pastoreabas
y que ahora por el Olimpo andas
sirviendo copas de vital brebaje:
atiende a mi corazón palpitante,
que sin pausa afirma lo que sospechaba:
que otro néctar a la müerte calma
y de la ausencia su mal es sedante.
Tal brebaje mis labios probar quisieran,
para poder sobrevivir al tiempo
de un alma ajena en el favor pensando.
¡Ay, si los dioses clásicos supieran
cuán cerca está lo eterno en un beso,
prohibido sería por ellos darlo!
Ignasi Muñoz Gallès
ANTIGUO ALUMNO DE LA FARGA
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