Suena el reloj de cuco,
tintinea tentándome
al sueño la lámpara,
pero quiebra ese curso
el romper de las gotas,
la lluvia en la ventana.
Sinuosa y tajante,
pidiéndome la entrada
viciosa y cortante,
partiéndome el alma.
Puéstome he el yugo,
y dudo, pues no hay calma,
y con cadenas me cubro…;
repicando me llaman,
me llaman al abismo,
al sufrir me reclaman,
no sé qué de mí quieren,
mas sé lo que se traman:
¡llamas, dolor, espanto!
¿Pero a mí qué me guardan?
Liras, pianos, guitarras,
suenan en lo más bajo…
¿Es que en delirio me llaman?,
¿o de un ángel el llanto
con tortura le arrancan.
Vienen juntas las gotas
que la vida arrebatan,
suena el reloj de cuco,
la muerte ya me alcanza.
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