Así de blanca y pura
has renacido en mí,
arraigando tus iras escondidas
sobre la tierra húmeda.
Abonaste la tierra con tus lágrimas
-cascada de ambarinas desventuras-
y renacieron en jardín frondoso
gladiolos blancos entre niebla turbia.
Hay primaveras que entre nubes grises,
entre noches oscuras,
hacen brotar jardines primorosos;
que ante el reflejo de la clara luna
hacen crecer amores transparentes,
fontanas minerales de agua pura,
delicados rebrotes de esperanza
sobre campos cargados de negrura.
Serán tus primaveras y las mías,
que, caminando juntas,
romperán las escarchas incoloras,
cual libélulas plúmbeas
y libarán espíritus crecientes,
difusas lunas nuevas ocultas por la bruma.
Renacerán hermosas esperanzas
y en lejanía confusa,
serán como tus primaveras de gladiolos
sobre el reflejo gris de la acerada luna.
MANUEL PABLOS ESTEBAN
PROFESOR DE LA FARGA
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