SONETO
De los chubascos mil primaverales,
la alberca de la huerta descansa henchida,
ya la azucena en el jardín erguida
y en el valle verdean los bancales.
Con hondo afán el labrador surcando,
florece el endrino entre la maraña,
indómito el río por la montaña,
y el campo, inmarcesible, contemplando.
La tierra está anegada por el barro;
anochece, el sol se oculta entre viñas;
vuelve al pueblo el labrador con su carro.
En la plaza, al corro cantan las niñas;
atrapándose, los niños al marro;
72 y a perseguir perro y gato entre riñas.
FF Fco. Tras de las Casas
AMIGO DE LA FARGA - GRUPO BÚHO -
Bellísimo soneto con sabor a campo,a pueblo ...¡¡
ResponderEliminar