El juego de ajedrez no es otra cosa
que una historia de lucha inevitable
del hombre con la muerte. Salen blancas,
el color de la vida cuando naces.
Y avanzas. Mueves ficha. Los peones
–pequeños salteadores incansables–
buscan abrir caminos. Los alfiles
divisan las distancias que nos salen.
Mientras, las torres miran hacia arriba
tal vez soñando un sueño inalcanzable.
Los caballos bien saben cómo hacer,
y saltan por encima, y son cobardes,
y atrevidos también, y solidarios...
La reina vale mucho, cual la sangre,
como la libertad o la esperanza,
como el amor que prende y que nos arde.
A veces nos parece que ganamos,
movemos y comemos insaciables...
Superamos heridas, amenazas,
escapamos del mar de los embates...
Pero por más que andemos resistiendo
y buscando estrategias que nos salven,
al final mueven negras rodeando
la figura del rey...
Y jaque mate.
POETA IN VITADO.
RAMÓN MOLINA NAVARRETE
Precioso, atrevido, sutil y hermoso poema en endecasílabos...
ResponderEliminar¡Magnífica comparación con la vida y la muerte¡ ¡Mis felicitaciones y gracias¡¡
Un excelente poema. Una interesante manera de describir una partida de ajedrez, en la que nunca ganamos; siempre ganan... las negras.
ResponderEliminarMi felicitación para Ramón Molina.