La piqueta de Tasio quedó muda,
la llana deslizó su pena y llora
porque la mano que marcó sus horas
en las paredes crudas, ha callado.
Enmudecieron hasta los tejados
viendo al hombre vencido caer al suelo;
el viento lo lloró con desconsuelo
cuando la tierra madre le dio amparo.
Atrás quedaron triunfos y fracasos,
auroras rotas al nacer el día,
ilusiones, amores fantasías…
La tierra lo tapó con su regazo,
la luz, roto el color, enmudecía
cuando enganchados en un tierno abrazo
los dos en uno solo se fundían.
Tasio creció mirando la llanura
que marcaba sus noches y sus días,
sus espacios de luz, las melodías
de los jilgueros en las zarzamoras,
los soles, las heladas, las auroras…
Dejó girones entre los zarzales
de un alma atribulada por la pena
y pagó, como todos, la condena
de vivir para hacernos inmortales.
De la nada salió, porque en la nada
le tocaba vivir, como a los otros.
Destetaban las yeguas a los potros
por el hambre heredada de otros tiempos.
Abierto el costurón del sentimiento
el hombre mató al hombre y a la idea;
se volvieron tempestades los vientos,
las tempestades parieron peleas,
dolor,
envidias y resentimientos.
La Tierra desertó de ser la madre
condenado a los hijos al destierro.
Callaron la razón, sacaron hierro,
y cambiaron los panes por el hambre.
Los campesinos fueron un enjambre
de obreros doblegados todo el día.
MANUEL PABLOS
PROFESOR DEL COLEGIO LA FARGA
¡Bellísimos endecasílabos CASTELLANOS escritos por el poeta salmantino ¡¡
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