Has enterrado en explosión de espuma
tus finos dedos de princesa triste
y en copa diamantina
descubriste
el blancor azulado de la
luna.
Tu semblante sereno en ondas
riela
en el agua tintada del
aljibe,
en tanto tu estropajo azul,
escribe
sobre la negra bruma, blanca
estela;
deja que escriba, cocinera
hermosa,
el perfume oriental de tu
poesía
en la fragancia tenue de tu rosa,
mientras que tu creciente
simetría
dibuja en trazos de figura
airosa
dulces perfiles de melancolía.
MANUEL PABLOS
PROFESOR DE LA FARGA
Precioso soneto a la belleza de la mujer, pleno de delicadeza, música y finura . Mis felicitaciones Manuel.
ResponderEliminarGracias, amigo. Se lo escribí a una de mis hijas la primera vez- y puede que la única-, que la vi fregar los platos.
EliminarBellísimo!
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