Yo voy mirando la cárdena tarde,
de luces de violeta iluminada.
Hoy llevo mi alma, blanca y lastimada
con este frío hálito del aire.
El albo sol expande su luz blanca,
llenando de quimeras la enramada.
Hoy, mi alma sueña y se remansa
en el parque de árboles y agua clara.
El silencio elocuente del Poniente,
es verso con estrofas refinadas,
cántico de los mares, oleadas
de hermosura y belleza refulgente...
Pedro Pablo Vico Robles
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