La tarde es oro puro en la terraza.
El sol ya se va yendo en lejanía...
y yo siento en el alma epifanía,
de belleza, de luz y de bonanza.
Azul del cielo y oro incandescente.
El sol que ya se marcha, destellante,
cae sobre los campos, lentamente,
y el día va muriendo rutilante.
¡Ocaso en la ciudad, cuando la miro¡
La luz se va ocultando en la arboleda;
la nostalgia, en mi corazón navega,
cuando yo vuelvo a la infancia y suspiro...
Y veo la plazoleta en mi mente,
que exhala su belleza dulcemente
DONCEL
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