¡Míralo!
Alto y majestuoso.
Las ramas al viento,
sus raíces fuertes.
Un tronco duro,
fruto de muchos años de sol y lluvias.
Es un símbolo de eternidad,
que ha ido creciendo poco a poco,
entretejiendo sus ramas
formando una red
atravesada por los rayos de luz
que proyectan sombras danzantes
en el húmedo suelo bajo su copa.
Encontramos en él
un lugar dónde tumbarnos,
leer y pensar,
escribir y soñar.
Buscar formas en las nubes que adornan
el cielo azul de verano.
Contemplar el ocaso,
bailando al ritmo de la música
que trae la última brisa
de un día perfecto.
JAVIER PRATS
No hay comentarios:
Publicar un comentario