Seguidillas
Los cuernos de la luna,
en la dehesa,
juegan a ser un toro
con tu muleta.
En el centro del ruedo,
figura quieta,
embarcas al torito
de piel canela.
Lo paras en los medios
y con la izquierda,
lo empapas con los vuelos
de la franela.
Templando, niño, al toro
y su fiereza,
le mandas que te embista
por la derecha.
La plaza se levanta
con tu faena,
porque toro y torero
son una pieza
de mármol y de bronce
que arte genera.
Y hasta los angelitos
de alma torera,
se asoman para verte
sobre la arena.
¡ Curro Gandullo,
quien fuera ángel
para verte de luces
todas las tardes¡
SANDRO DE RIVELLO
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