Escribo al ritmo de las teclas
de una vieja máquina de escribir.
Cada letra queda grabada
en poderosa tinta negra... imborrable.
El son de las teclas sigue su curso,
y voy llenando el folio.
Escribo sobre nuestras historias.
Y, tener que cambiar de línea
con tanta frecuencia,
es símbolo de todo lo que hemos vivido.
No todo es un camino de rosas,
porque hasta las rosas tienen espinas.
Pero soy feliz estando a tu lado y sé
que la inspiración de todo lo que escribo
no sale de mi sangre de tinta...
Mis textos son recuerdos, vivencias,
emociones, ilusiones,
sueños, realidades,
utopías, misterios...
JAVIER PRATS
¡Magnífica y bella esta prosa poética o verso blanco¡ Un abrazo Javier¡
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