Segundo vivió y murió en el amor a las tierras,
sin ansiar grandes riquezas.
Es labor digna y hermosa
la de mi amigo Segundo,
que con amor labra la tierra
sea invierno o verano,
golpe a golpe, de sol a sol,
con el esfuerzo de sus manos...;
¡que bien cuidada está la huerta
de este humilde hortelano¡,
que con su arado de tiro
de un sobrio y dócil caballo,
hiende surcos de en la tierra
en cuerpo y alma entregado.
Mientras, en la ciudad lloran
sumidos en el desencanto...
Es feliz sembrando la huerta
mi amigo Segundo “el hortelano”.
Fco. Tras de las casas
MIEMBRO DEL BLOG L' ALBADA
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