A TI MUJER DE VANGUARDIA

 

 

Tú eres hija del fuego,

y cuando ardes,

luciérnagas de Sol

incendian el mundo

y miles de pronósticos

pueblan los diarios.

Tú eres hija del naranja

 de los crepúsculos

que en la tarde se consumen,

y te apagas, melancólica,

entre suspiros

en ese beso inalcanzable,

en el que se pierden las miradas.

Tú eres hija de

las esquinas con incógnitas,

que despiertan misterios

y coronan las noches vacías

y los viajes en tren.

Tú eres hija del infinito,

y te pierdes en la lejanía,

entre las olas y el universo,

rodeada de estrellas azules

que palpitan nerviosas

en lo alto del firmamento.

Tú eres hija de las heridas sagradas

que en ausencias desgranan

lágrimas sobre tu piel de arena

que se endurece en sombras

y se aferra a una razón

que pronto nubla los abrazos

en aquella isla desierta.

Por esto tú eres hija del silencio,

y cuando callas

se desprende de tu piel la luna,

y pétalos como escamas rojizas

liberan su última fragancia,

 construyendo sobre el suelo frío

una alfombra de rosas fragmentadas,

que en anchas espirales lleva

directamente a tu corazón,

donde viviéndote desnuda en tu paraíso

renace de las primeras cenizas

de la memoria

el ave dorada que protagoniza las leyendas
 

y que en rápidas caricias

surca los cielos con su grito inmortal,

haciendo brillar su luz

sobre los techos del mundo.






IGNASI MUÑOZ GALLÈS


ANTIGUO ALUMNO DE LA FARGA