Verterán sangre espesa los trigales
de tu alma aromada por la brisa
de las rosas de un alba sin contornos.
El torrente incesante de tu risa
sonará mineral por las alcobas
de tu vientre; tierra lisa
que buscará en ansia rota por la lluvia
nacida de tu talle, una espada
de sangre fulgurante y precisa.
Descubrirás los mundos abismales
de los muertos de espíritu y esencia;
más tú estarás arriba, verde y fría,
como una diosa altiva , en pedestales
formados por tu mente en trasparencia.
Segarás las ideas inocentes
de los nardos nacidos a raudales
en la muerte sentida en madrugadas.
Tu corazón, de cuarzo refulgente,
nacerá todo luz, y de la nada,
brotará, como espiga delicada,
el relámpago azul de tu simiente.
MANUEL PABLOS ESTEBAN
PROFESOR DE LA FARGA
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