Deposité una rosa de pureza
sobre la ausencia de tus pocos años;
el alma destiló jugos extraños
que tiñeron mis ojos de tristeza.
Se rompió el corazón, – aún está roto-,
rota quedó tu vida, roto el tiempo,
roto el cuadro que Dios pintó contigo,
roto el amor, rotos los sentimientos...
Nadie puede vivir lo que yo vivo,
nadie puede entender mi sufrimiento
por perder, tan temprano, un ser querido;
nada puede doler como esto duele,
nadie puede querer como yo quiero,
nadie puede sentir lo que yo siento.
Quisiera dominar el pensamiento
más no lo puedo hacer. Es dolor fiero
lo que mi pecho siente; es como el arrancar
a dolor vivo trozos del alma rotos por la pena.
Es vivir cada día la condena
de no volverte a ver, mi amor querido.
Mas de repente, como rito extraño,
una rosa de luz abrió su boca
metiéndose en mis ojos malheridos;
reblandeció el dolor, que era de roca,
y adiviné tu risa nuevamente...
en esa rosa fresca, permanente,
que me mantiene en comunión contigo.
Te fuiste con dulzor de sol poniente
llevándote mi pena al infinito; mas la rosa
se iluminó de amor y, pudorosa,
abrió sus pétalos, los pintó transparentes
quedándose conmigo para siempre,
con su fanal de luz, junto a tu risa.
Volví a sentir el roce de la brisa
de tu preciosa voz, tan cantarina,
susurrando, como el viento en la encina,
una eterna canción, que nunca acaba.
La rosa blanca canta en mi retina
tu canción; esa rosa inmaculada
la que siempre mantengo para ti,
la que luce entre rosas coloradas
eres tú, mi adorada Valery.
PROFESOR DE LA FARGA
¡¡Preciosos versos, precioso poema...me ha emocionado¡¡Mis mas sinceras felicitaciones querido Manuel¡¡( Y la rosa, como otras veces, BLANCA )
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