domingo, 3 de abril de 2016

ROMANCE A MI PERRA DUNA








Si existe un pequeño paraíso
para los perros buenos y amorosos;
si existe un edén para  animales
         -nobles y cariñosos -
allá estarás gozando eternamente
perrita de mi alma, mi fiel Duna.
Al pasar de este lado a la ribera,
de donde nadie vuelve,
dejaste como olor de primavera,
tu bondad indeleble.
Te fuiste en silencio, triste y sola,
y sin embargo, vives, nena queca,
en el recuerdo fiel que nunca muere,
por mucho que la muerte así lo quiera.
El que evoca tus ojos de agua dulce
que cerraste una mañana tempranera,
el que añora tus saltos y cabriolas
envolventes cual suave enredadera,
el que anhela de nuevo ver tu cola
moverse al despertar allá en La Yedra,
el recuerdo, en fin, que no perece
y es de la vida perpetua compañera.
Eras blanca igual que los jazmines
y canela como duna del desierto,
y volaste tan alto , tan arriba,
igual que las palomas mensajeras,
que esos dos colores de tu pelo
el buen Dios hizo que se fundieran
con las nubes que flotan en el Cielo.




ALEJANDRO MARTINO  VICO

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