El cielo amanece.
La oscuridad
lentamente desaparece.
A un lado, la Luna.
Grande y hermosa,
joven y tímida
El Sol pronto aparece,
lleno de luz renovada.
Radiante y apaciguado.
Confiado y temeroso.
Temeroso de perder
a la luna otra vez.
Un nuevo día,
continúa la historia.
El invierno llega a su fin.
El Sol posee más tiempo.
Y la Luna,
poco a poco,
se debilita.
Hermoso.
Los dos astros,
juntos en el firmamento.
Bailando al son
de una música que nunca acaba.
Y es que, al final,
el amor es como el tiempo.
Eterno sinfín
de notas que vienen y van.
Como el tic-tac de un reloj
que nunca se detiene.
JAVIER PRATS
JAVIER PRATS
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