jueves, 14 de junio de 2018

EN EL RÍO AQUEL.







Una mañana nublada
que jamás podré olvidar,
ante mi se abrió el cielo
en medio del caminar.
Caminante, caminante,
dime, dime a donde vas,
que caminas entristecido
con manchas de soledad.
Voy a ver el río Omaña,
dicen que se va a secar,
son los jóvenes del pueblo
que anda con este cantar.
Yo que he oído muchas historias
de los viejos del lugar,
después de largas sequías
lluvias abundantes vendrán...
Sabia es la naturaleza,
más de lo que puedan pensar;
somos una pequeña gota
en medio de su inmensidad.
Por el camino sombrío,
entre chopos y matorral,
por la vega al río aquel
llego sin pestañear.
Bravas por el valle se oyen
sus aguas al tropezar,
con las piedras del camino
que encuentra en su caminar.
Junto al puente las Omañas
me detengo a contemplar,
como beben los pájaros
y el ganado va abrevar,
como vuelan ya las garzas
sobre el verde saucedal;
como en el agua las truchas,
bailan al mismo compás,
como en el cálido Agosto
van los niños a bañar.
El día que yo me muera,
que me lleven a este lugar,
donde en los amaneceres
ángeles del cielo vendrán.



Francisco García Tras de las Casas

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