La tarde va muriendo en el jardín
con el aroma de jazmín al viento.
La tarde ya arde lejos del jardín,
con fulgores purpurinos de incienso.
Y del rosal, sintiéndome atraído,
a oler una rosa se acercó mi alma,
y al notar su fragancia, conmovido,
vi yo la luz de una emoción lejana,
de una doncella cuyo amor sentía,
cuando al bailar el cabello esparcía
y el aroma de su pelo aspiraba.
Tras sentir el olor que conocía,
las lágrimas de mis ojos corrían
junto a la fuente en que saltaba el agua...
Doncel
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