La nube se enredó sobre tus ruedas
marcándote la autopista hacia el cielo…
no pudiste parar. De pronto un vuelo
te llevó por la senda del motero,
te elevaste al vacío del infinito,
viajando sin parar hasta el lucero
que marcaba tu fin en este mundo,
y el inicio de tu estancia en el nuevo .
Apenas si el asfalto notó el cuerpo
roto, rebotando en su seno…
Apenas si la luz desdibujada
en tu pupila, se apagó un momento,
ya no estabas allí, te habías marchado
siguiendo tu destino, lejos….lejos.
Tres palomas de lutos celestiales
cruzaron raudas, entre cielos negros,
llevando entre sus alas tu suspiro,
el último suspiro, bien pequeño.
Luego todo fue luz, luz sin tinieblas,
de una enorme autopista hacia el silencio.
Murieron al compás tu voz timbrada
y tu risa de siempre. Se murió el eco
de tu amabilidad, de tu cordura, de tu cariño,
de tus sentimientos, de tu dicha,
de tus ganas de vida, de tus recuerdos,
de tus largos silencios, de tu imagen…
Sobre el asfalto solo estaba el cuerpo.
Dentro del alma de los que quisiste
se quedó para siempre un lugar muerto,
y el dolor de tu ausencia, y tu sonrisa
y los buenos y los malos momentos
y el amor, arrancado a dolor vivo
del árbol de ternura de tus besos.
Hay una quieta paz. Sin tu presencia
una línea de luz se multiplica
en los que siguen dibujando, lejos,
tu imagen tan querida en los espejos,
por ver si el corazón late de nuevo.
Siempre entre la ceniza queda el fuego
de la esperanza, del calor retenido.
Porque seguir amando lo invisible
uniendo juntas la vida y la muerte,
es una nueva forma de quererte,
es hacerte inmortal, indestructible.
Tu sonrisa perdura entre tu gente,
sobre las lunas llenas del recuerdo.
El bosque de tu ausencia se perfuma
con suspiros de aromas sin mesura.
Más la verada, que antes era oscura,
es un canto de amor, todo belleza,
transformando en jardines la maleza,
reventando las almas de ternura…
Cubriremos nuestro dolor con capas
de otros cariños, de otras ilusiones.
Dejaremos la pena en los rincones,
entre la oscuridad del pensamiento
y seguiremos como sigue el viento,
persiguiendo quimeras e ilusiones.
La nube se enredó sobre tus ruedas
marcándote la autopista hacia el cielo…
Manuel Pablos
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