¡El jardín y la fuente de agua clara!
El cielo, que es hoguera refulgente ,
de oro y grana se adorna nuevamente
en la tarde bellísima y galana.
Y oigo el tintineo del chorro de agua,
jugando entre los peces de colores,
con olor del laurel y de las flores
del silente jardín de nuestra infancia.
¡El ocaso y los sones de campanas
en la tarde que brilla, misteriosa¡
El jardín, prendido de olor de rosas,
convirtiéndose en Edén, nos embriaga.
La tarde ya se oculta lentamente,
delicada quimera de mi mente ...
Doncel
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