domingo, 24 de julio de 2016

Romance del tiempo perdido











Me puse a contar mis años
y detener quise el tiempo
como si el tiempo pudiera
pararse un solo momento.

Me pude a contar mis años
y detener quise el tiempo,
por mucho que lo intentaba
yo me quedé en el intento.

Me puse a contar mis años
y detener quise el tiempo,
y al péndulo del reloj
le lancé mil juramentos.

Me puse a contar mis años
y detener quise el tiempo
pero mis días y mis meses
se me fueron como el tiempo.


¡Ay que peregrina meta¡,
¡ay que vano pensamiento¡,
detener el tiempo un poco
aunque solo sea un momento,
el poder dar marcha atrás
y atrapar mi nacimiento,
sentir de nuevo el calor
que te da el seno materno
y en que las noches te arrullen
con los infantiles cuentos
y sentirme protegido
en mis llantos y mis miedos
y recomenzar mi vida
y reconquistar mis sueños
y enmendar mis frustraciones
con nuevo y cálido aliento
y enamorarse mil veces
loco de pasión y fuego
y volar alto, muy alto
dominando el firmamento
y la experiencia de ahora
poseerla en mis comienzos
y enderezar este árbol
que se torció de pequeño.

Por eso, si existe un sabio
que detener pueda el tiempo,
decidle por Dios que venga,
decidle que estoy muriendo
porque yo quiero pararlo 
pero, de verdad, no puedo.




ALEJANDRO MARTINO VICO

2 comentarios:

  1. Extraordinario romance. Es un anhelo imposible de conseguir, pero no hay que perder la esperanza; la esperanza da alas a la vida.

    Saludos.

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  2. ¡Magnífico romance!,querido Alejandro.Aunque para nosotros es imposible, siempre nos quedan los sueños y la esperanza....

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