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La tarde ya se ha abierto entre la niebla,
por los serenos campos del Anoia.
La tarde, en el silencio de la fronda,
se puebla de cadencias y de formas...
El valle, que derrama su misterio,
en la mansa tarde encandilada,
invita al alma, en plácido silencio,
a fundirse en la llanura perfumada.
¡Rojiza tierra en cárcavas del río¡,
¡Campo de viñas, alcores y pinares,
conmigo vais, mientras yo camino...;
Aquí esparzo al viento mis cantares
DONCEL
Preciosos versos a esa tarde que se marcha, que con bellas imágenes acompaña al caminante. La naturaleza es inagotable como musa para el buen poeta.
ResponderEliminarSaludos.
¡Muchas gracias amigo Gregorio¡La belleza del atardecer y el campo, fuentes de inspiración.
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