Para encender la noche
reviviré a las luciérnagas,
esplendentes y palpitantes.
¿Para qué la luna remisa?
Si basta tu ternura sacudiendo
las cenizas de mis leños,
en el eco más puro de un poema.
Entonces...
Mi corazón entre delirios
sigue la ruta de tu prisma,
explosionando
como miles de estrellas,
cuando tu sonrisa,
se refleja, en el infinito,
de mis entrañas...
y en bosques de abedules
ciega me pierdo
en el tiempo y el espacio.
Sonia Ledesma