martes, 9 de abril de 2019

FANTASÍA DE UNA PRIMAVERA















Una tarde,  con aroma
a flores de hierbaluisa,
iba subiendo el camino
que curva hacia la ermita.

Me detuve jadeando
junto a una senda a la orilla;
pasó delante una nube
que fui perdiendo de vista.

El campo pestañeaba
junto a la cuesta rojiza;
de entre las flores cogí
un ramo de margaritas.

Cuando el amor dice sí
y lo es a primera vista,
el sol se puso más rojo
que un tomate sin química.

Era una tarde muy dada
a prestarse a fantasías,
volaban entre la brisa
pájaros equilibristas.

Se escuchó una voz amiga,
era el eco y respondía,
en las curvas pronunciadas,
las vueltas que da la vida.

A menos de cuatro cuadras
donde se avista la ermita,
el viento vino a decirme:
te pueden siempre tus prisas.

Ya con las primeras sombras,
el camino oscurecía;
sin haberme dado cuenta
que estaba junto a la ermita.



Francisco García Tras de las casas

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