miércoles, 24 de agosto de 2016

El río de Legazpia




Con el corazón, a Legazpia...


Romance


Humilde, tú  te deslizas,
con el canto de tu agua...


En el sosiego, te miro,
dulce río,
mansa agua...
Con sonido musical,
tú te deslizas y cantas.
Cantas a la luz del sol
que te llega entre las ramas
de los árboles tan verdes
que te cubren cuando pasas.
¡Tan bello y sereno río!;
jugando saltan tus aguas
entre rocas, laberintos,
carrerillas armoniosas
en soleada mañana.
Alegre, corres airoso
junto a la belleza viva
de las flores, de los árboles,
enredaderas y arbustos,
animalillos vivaces...
Eres espejo del cielo,
donde yo intento asomarme.
¡No estás solo, dulce río!
¡Todo es vida cuando pasas!
Por eso el poeta se une,
acercándose a tus márgenes,
a ese  refugio de vida
que lo enamora y atrae.




Doncel













sábado, 13 de agosto de 2016

La tarde.














La tarde se vuelve rosa
y pinta rosa a la casa.
La tarde la envuelve toda
de belleza desbordada:
es oro, es rosa, rosada,
bañada de cielo azul:
no sé si es tarde o es alba.
¡Está pintada a pastel
con luces de porcelana!


Al lado, de oro fundido,
fluye el sol en alta casa;
ya no es la luz de la tarde,
es oro y fulgor de la luz,
¡antorcha bella que arde!


Soledades de belleza
para la gente que pasa.
La luz, el color, el oro,
¡tan solos sin las miradas!

Tan solo los pajarillos,
alegres, juegan a bandas...




Doncel










miércoles, 10 de agosto de 2016

A la pena que llevo dentro






 Romance 



Si escucho viejas historias,
de amarguras, desencuentros,
mi angustiado corazón
se fuga a otro destierro;
al encuentro y busca, de algo
de lo que aquí no hallo dentro; 
como busca el caminante
esa racha de aire fresco,
que al atardecer libere,
de penas los pensamientos;
y como esa ola perdida
en el mar, busca el momento,
de conocer una orilla
con quien compartir lamento;
como buscan las oscuras
golondrinas, su ansiado éxodo,
hacia el sosiego y bondades
de los cielos de los pueblos;
como toca mi guitarra
al dolor que siento adentro,
y en busca de los acordes
que calmen mis sentimientos.
Si escucho viejas historias
de amarguras, desencuentros,
mi reo corazón busca 
la paz en otro destierro,
y huir lejos, para aliviar
la pena que llevo dentro.






Francisco “Tras de las casas”