domingo, 27 de diciembre de 2015

Volveré...









Volveré allá donde la luz del día
iluminaba mi alma oscurecida,
allá en la montaña donde dormida
aguarda la niñez de mi alegría.

Subiré el monte de esta vida mía
porque recordé de ella mi caída,
allá donde mis ojos en subida
venzan la atada mirada sombría.

No podrá el olvido la vista nueva
estorbar a la vuelta venidera;
superaré del reflejo la prueba.

Resistirá en su intención sincera
mi corazón en esta mental cueva,
dando cuenta de lo visto allá fuera.




Jordi Vinyeta

viernes, 25 de diciembre de 2015

Gime el árbol







Gime el árbol en otoño llorando
lágrimas serenas que lleva el viento,
danzantes al son de un compás cruento,
se desploman en la arena bailando.

Susurrantes, mis pies las van quebrando,
tenues crujidos, quejidos que siento,
a mi paso bajo el árbol. Presiento 
un final que la tierra va enterrando.

Al árbol nueva vida prestarán,
brotará en primavera por su muerte
y de nuevo hojas verdes crecerán.

Cual las hojas hay que ser, y árbol fuerte.
Los que aman, amaron y amarán,
¿pueden esperar o ansiar otra suerte?




Juan Illa

Profesor de La Farga

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Yo soñé otra Navidad








ODA 

Yo soñé otra Navidad,
cándida,
sin maldad,
alejado
de los miedos,
de ilusión
y renovados sueños;
para ti,
para mí,
para todos,
para los que sufren
el silencio
de los demás,
para el que llora
en soledad.
Otro año acaba,
y aunque un poco
más viejos,
otro que va a empezar,
y nuestros corazones,
mucho más lejos;
que seas feliz,
es mi deseo,
que aparquemos
las guerras personales,
si tu lo quieres,
yo lo quiero;
Yo soñé otra Navidad,
en que se inunde
el cielo de estrellas,
que se pare el reloj 
del tiempo,
que callen las armas,
y no haya malos
sin buenos;
en un Mundo feliz
poco importa el dinero,
que volvamos a vernos, 
y que sea siete de Enero,
y que compartamos
un mismo sueño,
con el blanco,
con el negro,
con los que están cerca,
y los que vienen de lejos,
huyendo del olvido, 
añorando
los recuerdos;
que seas feliz,
ese es mi deseo,
si tu me llamas,
yo voy
a tu encuentro,
si tu lo quieres, 
yo lo quiero.

Fco. Tras de las casas 

sábado, 19 de diciembre de 2015

Ya no cantan los gallos








( Seguidillas )


Ya no cantan los gallos
en la alborada
ni del campo nos llega
olor a jara.

Ya no cantan los gallos
- ¿ por qué no cantan ? -
al clarear la aurora,
de madrugada,
cuando el grillo enmudece
y la chicharra
comienza con su canto
la serenata.

Cuando el sol ya se asoma
y el pueblo arranca
con faenas del campo,
la cruel jornada,
tampoco escucho el eco
de la campana,
tocando quedo a misa,
muy de mañana.

Ya no cruzan los mulos

las empolvadas
callejas sin aceras,
entre las chascas
y arres imperiosos
de las gargantas.
Ni en las noches de estío
las albahacas,
inundan con su incienso
la balconada.

Ya no cuelga el botijo
bajo la parra
de apretados racimos,
tampoco el agua
en cascada sonora
la alberca ensancha.
Ni en las tardes de siesta,
cuando se abrasan

los grillos en las eras,
vuela la paja.

¡ Ay madre de mi alma !
¡ Ay mi serrana !
¡ Que ya no oigo los gallos
de madrugada !




Alejandro Martino Vico

martes, 15 de diciembre de 2015

El árbol de los cerros

















El árbol crece altivo
sobre los cerros,
viendo despuntar el día
allá a lo lejos.
Por la sierra de Mágina,
yo voy soñando,
hacia los Cerros de Úbeda,
bellos y lejanos.
El árbol engrandecido
es recio y bello;
mirando está hacia el valle,
solo y enhiesto...
¡Hermoso árbol!,
cuando venga el estío,
darás descanso 
de la fuerte canícula
a hombres del campo.
¡Árbol tan viejo!,
extramuros de Úbeda,
a campo abierto...





DONCEL
























































viernes, 4 de diciembre de 2015

A UN CHOPO






A todos los amantes de la naturaleza


A un chopo…

A un chopo abandonado
de la tierra del labrador Segundo,
que abatido por la fuerza del viento,
espera moribundo
a la mitad del camino, el momento
de ser a la cuneta .
El chopo por su leña despreciado,
compañero de viaje
fiel, de caminantes y peregrinos;
vigilante de sombríos caminos,
la sombra y el brebaje 
para sedientos ganados y fieras;
nacido libre en márgenes
de ríos y riberas,
entre matorrales y plantas vírgenes,
en verdes y alineadas choperas.
Quiero que sepas chopo abandonado
que cuando el cielo comenzó a arder
y el campo enmudecía,
bajo tu sombra yo me detenía,
hermoso atardecer,
¡cuanta felicidad, dicha la mía!

Fco. Tras de las casas