sábado, 21 de febrero de 2015

NUNCA LA OLVIDARÉ.

 
 
 
 
 
 
 
En el andén de la vida,
de súbito, me dijo adiós.
Tomó el tren para su más largo viaje;
un viaje sin retorno, eterno.
Pero la siento.
Escucho su frágil risa
en el silencio de la noche.
Percibo su aroma a flores celestes,
y veo su cara reflejada en el éter…
Siento su mirada viajando en el aire,
sus huellas de ternura en las estrellas,
y miro al cielo y las veo. Y la veo a ella.
La veo en las estrellas, en las nubes;
en los tejados de las casas,
en la torre de la iglesia,
en las palomas que vuelan...
En las hojas que caen de los árboles,
en cada gota de lluvia,
en el vaho del cristal…
Con los ojos cerrados, voy lentamente
hacia el lugar donde habita los sueños,
y desde allí, viajo en el tiempo pasado,
llego a mi infancia, y oigo su tenue voz;
siento las caricias de sus cálidas manos,
sus dulces besos,
y me duermo… en su regazo.
 
 
 
 
GREGORTD
 




3 comentarios:

  1. Bellísimos versos donde se expresa el amor , la melancolía, la vida interior del poeta. Un poema excelente y motivador.

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  2. Gracia, Pedro, compañero versificador. Este poema tiene su historia. Gracias por publicarlo.

    Saludos.

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  3. Emotivos y nostálgicos versos, no es la vida la que pasa sino nosotros. El tren me recuerda momentos inolvidables cuando viajaba de Norte a Sur y atravesaba campos y ciudades.Gracias Gregorio por tan bello poema.

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